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Proverbios 1

may 15, 2010 0 comments

Valor de los proverbios

1 Los proverbios de Shelomoh hijo de Dawid,rey de Yisrael:
2 Para aprender sabiduría y disciplina; para entender palabras de discernimiento;
3 para adquirir disciplina para el éxito, la rectitud, la justicia, y la equidad;
4 para dotar al inexperto de astucia, al joven de conocimiento y previsión.
5 El sabio, al oírlas, obtendrá más sabiduría; el hombre de discernimiento aprenderá a ser hábil;
6 para entender proverbio y adivinanza, las palabras de los sabios y sus enigmas.
7 El respeto a YHWH es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.

Consejos a los jóvenes

8 Hijo mío, hazle caso a la disciplina de tu padre, y no olvides la instrucción de tu madre;
9 pues ellas son una hermosa guirnalda en tu cabeza, un collar en tu cuello.
10 Hijo mío, si los pecadores te seducen, no cedas;
11 si te dicen: «Vamos a poner una emboscada para derramar sangre, vamos a asechar al inocente (sin motivo),
12 como la Fosa, vamos a tragárnoslos vivos; enteros, como los que bajan al Hoyo.
13 Obtendremos todo tesoro precioso; llena-remos nuestras casas de botín.
14 Echa tu suerte con nosotros; tendremos todos una bolsa común.»
15 Hijo mío, no salgas con ellos; no pongas tus pies en la senda de ellos.
16 Porque sus pies corren al mal; se apresuran a derramar sangre.
17 A los ojos de cualquier ave el nido tendido no significa nada.
18 Pero ellos ponen emboscadas a su propia sangre; se ponen en asecho de su propia vida.
19 Tal es la suerte de todos los que persiguen ganancia injusta; le quita la vida a su dueño.

Invitación de la sabiduría

20 La sabiduría clama en las calles, levanta su voz en las plazas.
21 En la esquina de las calles transitadas llama; a la entrada de los portones, en la ciudad, habla:
22 «¿Hasta cuándo, inexpertos, van a estar amando la inexperiencia; ustedes, burladores, a estar burlándose; ustedes, tontos, a estar odiando el conocimiento?
23 Ustedes son indiferentes a mi reprensión; ahora les voy a decir lo que pienso, les voy a comunicar mis pensamientos.
24 Como ustedes me rechazaron cuando llamé, y no hicieron caso cuando extendí mi mano,
25 menospreciaron todo mi consejo, y no quisieron oír mi reprensión,
26 yo me reiré de su calamidad, y me burlaré cuando venga el terror sobre ustedes,
27 cuando venga el terror como un desastre, y llegue la calamidad como un torbellino, cuando el problema y la angustia venga sobre ustedes.
28 Entonces ellos me llamarán pero no responderé; me buscarán pero no me hallarán.
29 Porque odiaron el conocimiento, y no escogieron el respeto a YHWH;
30 rechazaron mi consejo, y despreciaron todas mis reprensiones,
31 comerán el fruto de sus caminos, y se hartarán de sus propios consejos.
32 La tranquilidad de los inexpertos los matará, y la complacencia de los tontos los destruirá.
33 Pero el que me escucha habitará en seguridad, imperturbable por el terror de la calamidad.»

Comentario


Introducción al Libro de Proverbios
  • El vocablo hebreo para «proverbio» (mashal) significa «comparación» y se usa para designar símiles, parábolas y proverbios propiamente dichos, es decir, sentencias breves, ya sea de la llamada «sabiduría popular» o, como aquí, de la sabiduría divinamente inspirada. Según 1 R. 4:32, Salomón compuso tres mil proverbios. La mayoría de los que se contienen en este libro fueron compuestos por él, concretamente las secciones 1:1 - 9:18; 10:1 -22:16 y 25:1 - 29:27, aunque los de esta última sección fueron seleccionados por el rey Ezequías (25:1). El cap. 30 es atribuido a un tal Agur, y el 31 a Lemuel o Muel, de los que nada sabemos. El libro toca los aspectos más interesantes de la vida humana. El primero y principal de los proverbios se halla en el v. 7 del cap. 1, un eco de Job 28:28, que ya vimos.

Comentario al Proverbio 1
En este capítulo tenemos:
1. El título del libro, que muestra el autor y el objetivo (vv. 1-6).
2. El primer principio, encomendado a nuestra consideración (vv. 7-9).
3. Una precaución necesaria acerca de las malas compañías (vv. 10-19).
4. Una representación fiel y viva de los razonamientos de la sabiduría con los hombres, y de la ruina segura que les espera a los que se hacen el sordo a esos razonamientos (vv. 20-33).

Versículos 1-6
1. Quién escribió estos dichos sabios y sentenciosos (v. 1). Leemos que son «Proverbios de Salomón», cuyo nombre significa «pacífico». David, cuya vida estuvo llena de fatigas y aflicciones, escribió un libro de devoción (Salmos), pues, como escribe Santiago (5:13): «¿está alguno entre vosotros afligido? Haga oración». Salomón, que llevó una vida pacífica, escribió un libro de instrucción, porque cuando las iglesias tenían paz eran edificadas (Hch. 9:3 1). En tiempo de paz debemos aprender, y enseñar a otros, lo que debemos practicar en tiempo de aflicción. Era hijo de David. Había sido bendecido con una buena educación, y se había orado por él (Sal. 72:1); efecto de ello era su sabiduría y sus buenos servicios. Fue rey de Israel, única vez que se le llama así en los libros sapienciales (comp. con Ec. 1:1). Todo el mundo deseaba ir a ver a Salomón para oír su sabiduría (1 R. 10:24), la cual era mayor que la de todos los orientales (1 R. 4:30).
2. Estos proverbios fueron escritos (vv. 2-4) para uso y beneficio de todos. Este libro nos ayudará: (A) Para formarnos nociones correctas de las cosas y tener ideas claras y distintas, a fin de que sepamos cómo hablar y actuar con prudencia. (B) Para distinguir entre la verdad y la falsedad, el bien y el mal. (C) Para ordenar rectamente nuestra conducta (v. 3). Este libro nos dará el conocimiento que puede disponemos para dar a cada uno lo suyo, a Elohim lo que es de Elohim, en todos los ejercicios de devoción, y a los hombres lo que a los hombres se debe.
3. Son útiles para todos, pero están destinados especialmente: (A) A los simples (v. 4), es decir, a los que se dejan llevar fácilmente por las opiniones de otros y, por tanto, son presa de la indecisión. Con estos proverbios adquirirán la instrucción necesaria para ser sagaces y evitar pecados en los que la ignorancia juega gran papel. (B) A los jóvenes. La juventud abunda en vitalidad, pero también en juicios precipitados, faltos de la necesaria ponderación. (C) También las sabios aprenderán aquí, pues el verdadero sabio es el que sabe que no sabe nada como se debe saber (comp. con I Co. 8:2). Si estudian este libro, aumentarán su saber (v. 5) y adquirirán, si ya tienen alguna discreción, destreza; el vocablo hebreo indica experiencia en manejar el timón de un barco; en otras palabras: saber qué curso tomar en cada ocasión y circunstancia de la vida. (D) Todos ellos aprenderán (v. 6) a entender proverbios, etc., es decir, a interpretar los diferentes estilos y géneros literarios y las llamadas «figuras de dicción».

Versículos 7-9
  • En estos versículos, expone Salomón el principio y fundamento de todo el libro, que puede resumirse en dos frases: temer a Elohim y honrar a los padres.
1. «El principio del conocimiento (lit.) es el temor de YHWH» (v. 7). La base de toda sabiduría verdadera es el temor de Elohim. La frase aparece, con ligeras variantes, en Job 28:28; Sal. 111:10; Pr. 9:10 y Ec. 12: 15, por donde vemos que «conocimiento» y «sabiduría» son, a este respecto, sinónimos, aunque «conocimiento» expresa una experiencia íntima, personal y práctica, no meramente intelectual, propia de la «sabiduría» que es de lo alto (Stg. 3:12), equivalente al «saber de salvación» de 2 Ti. 3:15. La frase «temor de YHWH» ocurre 15 veces en este libro y, como ya sabemos, significa respeto o reverencia, que incluye acatamiento u obediencia. Así pues, el verdadero sabio comienza por respetar y obedecer a Elohim. Por contraste (v. 7b) los necios (hebreo, evilim), «los mentalmente tontos y moralmente irresponsables» -como comenta el Dr. Ryrie, desprecian la sabiduría y la corrección (lit.).
2. A este principio sigue el honor a los padres, el cual se manifiesta primordialmente en la atención que se presta a los consejos y avisos de los progenitores (v. 8). Notemos aquí tres detalles sumamente importantes e interesantes: (A) Salomón supone aquí que los padres cumplen con su deber de enseñar y corregir a sus hijos; y, en el decurso del libro, va a insistir en la necesidad de cumplir con este deber. (B) Exhorta a los hijos a escuchar (a someterse y agradecer) la corrección (reprensión, disciplina, etc.) del padre. El vocablo hebreo (musar) es el mismo del final del v. 7 y corresponde al griego que se traduce por «corrección» o «disciplina» en Ef. 6:4 y se refiere allí a los «padres» (pater), no «progenitores» indistintamente. (C) también les exhorta (v. 8b) a no descuidar (lit. dejar) la instrucción (hebreo, torah -¡1a ley!) de la madre. Es interesante observar que, mientras las leyes de los persas, los griegos y los romanos mandaban que los hijos respetasen los avisos y preceptos de los padres, la ley de Elohim manda que se respeten los avisos, instrucciones, y «preceptos» de las madres. Y es de notar que, en realidad, la madre es la verdadera educadora de los hijos, la que les moldea el carácter, mientras el padre les moldea el criterio: la «fijeza de la mente», equivalente literal de «amonestación», en Ef. 6:4. Once veces más aparecen juntos padre y madre, en este libro, en esta tarea educadora. Y en dos lugares más (29:15 y 31; 1), sólo se menciona a la madre. «Hijo mío», en Proverbios, tiene el sentido de «discípulo».
3. Con dos bellas comparaciones (v. 9) describe Salomón el buen resultado que al joven se le seguirá de prestar atención a la corrección de su padre y a la instrucción de la madre: guirnalda que agracia la cabeza y collar que adorno el cuello. Comenta J. J. Serrano: «Las comparaciones son apropiadas, pues no es sólo la sabiduría el mejor ornato de la persona, ciñendo la parte más noble del hombre, su entendimiento, representado por la frente, sino que adorna también la voluntad simbolizada por el corazón, sobre el que descansa el collar».

Versículos 10-19
  • Aquí Salomón da otra regla general a los jóvenes para que tengan mucho cuidado con las malas compañías. Los pecadores gustan de tener cómplices en el pecado. Los ángeles que cayeron fueron tentadores casi tan pronto como fueron pecadores. Los perversos (v. 10) no amenazan ni discuten, sino que seducen con lisonjas. Por eso les dice Salomón a los jóvenes: «No consientas, porque, aunque te seduzcan, no pueden forzarte». Para corroborar este consejo que les da,
1. Presenta los falaces argumentos que los perversos usan en sus seducciones, a fin de engañar a las almas inconstantes. Especifica a los bandidos que hacen cuanto pueden para atraer a otros a su banda (vv. 11-14). «Ven con nosotros (v. 11); deseamos tu compañía». Al principio, parece que se contentan con eso; pero pronto apuntan más alto (v. 14): «Echa tu suerte entre nosotros; corramos los mismos riesgos y tengamos las mismas ventajas; tengamos todos una misma bolsa», la del dinero o, más probable, como sugiere J.J. Serrano, la de los dados (paralelismo con la primera parte del v.). Tienen sed de sangre y odian a los buenos, porque con su honradez les avergüenzan y condenan. Con el fin de enriquecerse (v. 13), no reparan en medios: «Preparan asechanzas» (alevosía y premeditación) para matar sin motivo (capricho y saña) al inocente (por tanto, homicidio con todas las agravantes). Llaman a las riquezas (v. 13) «preciosa sustancia» (lit.), cuando no son ni sustancia ni preciosa; son una sombra y son vanidad, especialmente cuando se adquieren por medio del robo (Sal. 62:10). Comp. el v. 12 con Nm. 16:30-33.
2. Muestra lo pernicioso de tal conducta (v. 15): «Hijo mío, no vayas de camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas; no sigas su ejemplo, no hagas lo que hacen ellos. Considera su camino (v. 16): Sus pies corren hacia la maldad, a lo que desagrada a Elohim y es dañoso a la humanidad, pues van presurosos a derramar sangre». El camino del vicio es como un plano inclinado hacia abajo, en el que no sólo no se puede parar, sino que cada vez se cae más hondo y más deprisa mientras se continúa en él. Se les dice que tal camino conduce a la perdición, y, sin embargo, persisten en él. El v. 17 ha desconcertado a muchos comentaristas, pero, a la vista del contexto posterior, el sentido es el siguiente: Un ave evita, por instinto, caer en la red o lazo que se tiende ante sus ojos, pero a estos perversos les ciega de tal modo su codicia, que no se dan cuenta de que se meten ellos mismos en el peligro.

Versículos 20-33
  • Después de mostrar cuán peligroso es prestar oídos a las tentaciones de Satanás, muestra ahora Salomón cuán peligroso es no prestar oídos a los llamamientos de Elohim.
1. Por medio de quién nos llama Elohim: -Por medio de la sabiduría, la cual dama en las calles, alza su voz, etc» (vv. 20, 21). El hebreo está en plural: «sabidurías», porque la sabiduría de Elohim es, no sólo infinita, sino también «multiforme» (Ef. 3:10). Elohim habla a los hombres por medio de todas las clases de sabiduría:
(A) El entendimiento humano es sabiduría, la luz y la ley de la naturaleza, los poderes y las facultades de la razón y el oficio de la conciencia (Job 38:36).
(B) El gobierno civil es sabiduría, cuyos vicegerentes son los magistrados.
(C) La revelación divina es sabiduría; todos sus dictados, todas sus leyes, son sabios como la sabiduría misma. Por medio de las Escrituras, de sus siervos los profetas y de todos los ministros de su palabra, Elohim declara a los pecadores sus sabias enseñanzas, promesas, advertencias y amenazas.
(D) El Mesías es la sabiduría, pues en él están escondidos todos ¡os tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col. 2:3), y él es el centro de la revelación divina; no sólo la Sabiduría misma (V. Lc. 7:35), sino el Verbo de Elohim, la Palabra eterna, por medio de la cual nos habla Elohim de forma definitiva y exhaustiva (He. 1:1-3), y a quien ha dado todo juicio (Jn. 5:22).
2. La sabiduría clama:
(A) Muy públicamente: en las calles, en las plazas, en los lugares más concurridos, en las entradas de las puertas de la ciudad (vv. 20,21), para que todo el que tenga oídos pueda oír. La filosofía humana se enseñaba en colegios y universidades, pero la sabiduría divina se enseña en los lugares donde concurren, no sólo los sabios, sino el pueblo llano.
(B) Muy patéticamente: dama, grita, con toda claridad y con todo afecto. Elohim desea ser oído bien y por todos, pues desea que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Ti. 2:4).
3. Cuál es el llamamiento de Elohim por medio de la sabiduría:
(A) Reprende a los pecadores por su necedad y por su obstinación (v. 22). Los simples aman la simpleza. Obran neciamente y se gozan en sus necedades malvadas como quien se halla en su propio elemento. Los insolentes se complacen en la insolencia y hacen burla de todo lo que se les dice. Los insensatos aborrecen el conocimiento. Estos son los peores, pues se niegan a aprender lo que más les conviene. Elohim desea la conversión de los pecadores y no su ruina; por eso, espera paciente (¿hasta cuándo... ?»), dispuesto a razonar con ellos (Is. 1:18).
(B) Les invita a arrepentirse y volverse sabios (v. 23): «Volveos, es decir, convertíos, a mí reprensión: Recobrad la sanidad de juicio (comp. Lc. 15:17) y volveos a Elohim y a vuestro deber, y viviréis. Los que aman la simpleza se encuentran en impotencia moral de cambiar su mentalidad y su conducta; no se pueden convertir por su propio poder. Por eso les dice Elohim: «He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros (comp. con Jl. 2:28); poneos a disposición del Espíritu Santo, y la gracia de Elohim obrará en vosotros el querer y el hacer lo que, sin esa gracia, nunca podríais llevar a cabo. El Espíritu de Elohim usa como medio de la gracia la palabra de Elohim: «Yos daré a conocer mis palabras» (v. 23c), es decir, no sólo os las diré, sino que os las haré entender.
(C) A los que continúan obstinados en rehusar los medios de gracia les lee la sentencia (vv. 24-32). El crimen es, en pocas palabras, rechazar el ofrecimiento de la gracia y rehusar someterse a las condiciones del Evangelio, lo que les habría salvado de la maldición de la ley de Elohim y del dominio de la ley del pecado. El Mesías extiende los brazos para ofrecerles el perdón, pero no hubo quien atendiese (v. 24). Desecharon su consejo y no aceptaron su reprensión (v. 25). Esto se repite en el v. 30. No admiten el gobierno de la razón ni el de la revelación, ya que aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor de YHWH (v. 29). Por no recibir el beneficio de la misericordia de Elohim cuando les fue ofrecido, caerán justamente víctimas de su justicia (29:1). Les llegará la desgracia (v. 26) que temían; vendrá como un torbellino (v. 27) y les tomará por sorpresa, pues vendrá de repente. Los vv. 26-28 han de entenderse a la luz del contexto posterior. No significan que Elohim niegue su auxilio a quien lo pide, sino que, al obstinarse en no escuchar la voz de Elohim, comerán el fruto de lo que sembraron, pues, como las vírgenes de Mt. 25:10-13, hallarán cerrada la puerta, lo cual es una figura para dar a entender que, con la muerte, se acaba el tiempo de la oferta de la gracia.
(D) Concluye asegurando que los que se someten a las instrucciones de la sabiduría disfrutarán de paz y tranquilidad (v. 33). Estarán bajo especial protección del Cielo, de forma que nada les producirá verdadero daño. No sólo están libres de desgracia, sino también del temor a la desgracia.

Basado en "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia". Editorial CLIE.

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